Análisis y reflexión23/12/2019

Ese ángel que llevamos dentro

Estamos llamados a conectar y vincularnos para ser una “red de ángeles” que construyen comunidad fraterna, acogedora y cuidadora de los que sufren.

En esta Navidad, Cáritas nos propone a todos descubrir el ángel que nos acompaña, y ser ángeles del camino de otros más vulnerables.

Dios nos promete a todos una ayuda especial para el camino de la vida:

“He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado” (Ex 23,20).

Haciendo lectura creyente de estas palabras no me cuesta mucho reconocer que efectivamente son ciertas.

Esta Navidad de 2019 estamos invitados a descubrir ese ángel que Dios nos ha enviado. Prestando atención podemos descubrirle en aquellos que nos han hecho sentir el corazón ensanchado, lleno de esperanza y nos han acompañado ante las dificultades y los peligros del camino. Pero también estamos retados a “sacar” ese ángel que llevamos dentro para ser instrumentos del Dios que protege y cuida a sus hijos e hijas. Eso nos va exigir mirar con profundidad, con ojos de fe y corazón afectado, para ponernos en el camino de aquel o aquella que nos necesita, sea alguien de la familia, del trabajo o de la calle. Se trata de movilizarse para proteger, servir, amar y defender la dignidad de los más vulnerables.

En medio de una cultura individualista y de una sociedad desvinculada que da rodeos ante el dolor y el sufrimiento del otro; que está conectada, pero que desconecta con facilidad cuando la relación exige vinculación, especialmente cuando está la debilidad por medio, cada uno de nosotros estamos convocados proféticamente a ser signo y sacramento del Dios encarnado, a quien celebramos esta Navidad y cuya conexión con la humanidad fue de una vinculación determinante para toda la historia y la eternidad. 

El ángel que Dios envía es mensajero suyo y portador de buena noticia, más aún, es puerta o puente para el encuentro con Él, así cuando hacemos florecer nuestro ángel sembramos esperanza, ofreciendo caminos nuevos de vida y señalando la ruta para llegar hasta el Dios que se hace presente en cada persona y cada acontecimiento.  

Os deseo una feliz Navidad y que podamos encontrarnos en el Año Nuevo con ánimos y fuerzas renovadas,

“Pues los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas, corren sin cansarse y marchan sin fatigarse” (Is 40,51).