La fuerza silenciosa de las personas mayores en la Iglesia
En el Día Internacional de las Personas Mayores, este 1 de octubre, desde Cáritas Tortosa queremos poner en el centro su presencia insustituible.
En el Día Internacional de las Personas Mayores, este 1 de octubre, desde Cáritas Tortosa queremos poner en el centro su presencia insustituible. No solo como personas que requieren acompañamiento y apoyo en etapas de fragilidad, sino también como colaboradores activos y generosos en la familia, en Cáritas, en la propia Iglesia y en el conjunto de la sociedad.
Su sabiduría y experiencia son un tesoro para la comunidad cristiana y para la sociedad entera. En un mundo en el que se tiende a priorizar el presente y la inmediatez, las personas mayores nos recuerdan que hay valores que solo se aprenden con los años: la paciencia, la perseverancia, la fe vivida en medio de las dificultades.
Sin embargo, no podemos olvidar una realidad dolorosa: la soledad no deseada. Demasiadas personas mayores viven los últimos años con carencia de vínculos, de afecto y de acompañamiento. El Evangelio nos invita a no dar la espalda a esta realidad. Acompañar a las personas mayores, visitarlas, escucharlas y hacerlas sentir parte de la comunidad es una expresión concreta del amor cristiano.
El Papa León XIV ha retomado con fuerza el mensaje ya subrayado por su predecesor, el Papa Francisco: “Los abuelos son la memoria de la familia y de la sociedad. Debemos cuidarlos, amarlos y no dejarlos solos”. Y en Cáritas, esta enseñanza se concreta en programas de acompañamiento, visitas, grupos de apoyo y espacios donde las personas mayores pueden compartir vida y sentirse valoradas.
Hoy, 1 de octubre, hacemos un llamamiento a la sociedad y a la comunidad cristiana: no dejemos nunca de cuidar, escuchar y agradecer la vida y el testimonio de las personas mayores. Ellos son fundamento de nuestro presente y semilla de nuestro futuro.